jueves, 14 de mayo de 2015

Radiación. Cuarta parte.

Ayer hablé sobre la radiación corpuscular.

Comenté que los átomos, en la naturaleza, normalmente están tranquilitos. Son estables. No les sobra ni les falta nada.

Sin embargo, a veces suele ocurrir (Ocurre con algunos tipos de átomos más que con otros) que los átomos no se encuentran del todo estables. Algo les ha ocurrido que les inquieta. Les sobra algo: O energía o alguna partícula o algo, y tarde o temprano, como todo en esta vida, se estabilizarán. El tiempo que tarden puede variar mucho, desde microsegundos hasta miles de años... pero ese momento llegará.
                              


Así que de repente, lo suelta. Si le sobraba, por ejemplo, un neutrón, emitirá un neutrón, también le puede sobrar un protón o un electrón y si le sobraba una partícula alfa (dos protones y dos neutrones), la soltará igualmente. Éstas partículas salen con mucha energía. Además salen, se puede decir, en forma de onda. Con lo cual la podemos llamar radiación. Y de ahí lo de radiación corpuscular.

En el dibujo de arriba, se muestra como un átomo radioactivo suelta además de una partícula, una onda de Energía, que podría ser una partícula Gamma, por ejemplo, lo cual es una onda, como vimos ayer, muy enérgica: Radiación en estado puro.

Esta radiación se la conoce también como radiación ionizante, que es lo siguiente que veremos.

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